Hoy os contamos una historia de mucha importancia para la Comunidad Sorda, la de Juan Luís Marroquín, gracias a la publicación de un libro en colaboración con la Fundación CNSE.
Este libro se publicó en 2003, en homenaje a Marroquín, justo cuando se cumplían 100 años de su nacimiento. Además, también hubo otras publicaciones en la revista Faro del Silencio entre los años 1979 y 2000, cuando estuvo de presidente Félix Jesús Pinedo y, posteriormente, Luís Jesús Cañón. Gracias a la colaboración de la hija de Marroquín, Ana María Marroquín, hemos recibido la historia de su vida.
Él, por ejemplo, no usaba la palabra “Lengua de Signos”, sino “Mímica”. También usaba “Sordomudo” porque en esa época se usaba.
Usó frases directas en la primera página de sus memorias a modo de resumen de su vida: “No quiero que mi vida sea como una sombra o una nube que desaparece, quiero que sea como una semilla de solidaridad humana para todas las Personas Sordas”.
Marroquín nació en Madrid, el 23 de junio de 1903, en una familia humilde. Él fue un hombre sencillo, muy humano y cariñoso con los sordos de España y del extranjero. A los 5 años comenzó a perder audición, pero antes pensaban apuntarlo como músico porque su voz era muy potente para cantar. En 1914, durante la I Guerra Mundial, tuvo dolor de cabeza un día en el parque y fue ahí cuando oiría la música por última vez en su vida. Se desmayó y el médico afirmó que por una meningitis se había quedado totalmente sordo.
En 1915 fue al Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos, que ahora es el Centro Superior de Estudios de Defensa Nacional (CESEDEN), y allí aprendió Lengua de Signos. Más tarde, estudió Bellas Artes con oyentes, sordos y ciegos y Marroquín se comunicaba con dactilología. Muchas veces los oyentes se burlaban y, finalmente, se trasladó a un taller, que al principio no cobraba, pero después, poco a poco, comenzó a cobrar una peseta a la semana, pero él deseaba ser torero. En cuanto a la política, respetaba todos los grupos políticos. Un día visitó a Franco, años más tarde a Fraga, después a Juan Carlos y siempre pedía que no se tuviera lástima por los sordos, sino que se hiciera justicia social. Él casi no estudió, pero era culto, leía y escribía mucho. Siempre a su hija pequeña le contaba cuentos inventados, donde los protagonistas eran animales, como peces o elefantes “sordomuditos”.
En 1934, Marroquín fue el primer presidente sordo de la Asociación de Sordomudos de Madrid, participó en el movimiento asociativo de Barcelona con el Instituto Catalán de Sordomudos por su 25 aniversario, donde, por primera vez, contactó con Personas Sordas catalanas, en concreto con Ángel Calafell, un gran amigo. Allí en Barcelona hablaron sobre la necesidad de crear una Federación para Sordos de toda España porque les preocupaba la situación del colectivo durante la Guerra Civil. Al final, en 1936 se creó la Federación de Sordos de España, con Marroquín como presidente, que actualmente es la CNSE. Además, Marroquín también fue miembro de la Federación Mundial de Sordos (FMS). Realmente, la Federación comenzó a realizar actividades en 1949, debido a la Guerra Civil. A partir de esa fecha, se comenzaron a crear las diferentes Asociaciones de Sordos de España. Marroquín siempre trabajó y consiguió los éxitos para la Comunidad Sorda española.
En 1979 dejó la presidencia en la CNSE y le sustituyó Félix Jesús Pinedo, pero Marroquín obtuvo el título al Presidente de Honor. Él siempre dijo que la vida consiste en trabajar y esforzarse, así seguro que se consiguen buenos resultados. A veces, hay que sacrificarse, pero se debe continuar porque vale la pena. En 1987 sufrió un accidente de tráficos y se rompió un hueso de la pierna, poco a poco mejoró, pero el día 14 de agosto murió a causa de un trombo pulmonar. La historia de Marroquín es muy importante para la Comunidad Sorda.
Gracias a su esfuerzo y su dedicación, hoy en día las Personas Sordas cuentan con un mayor reconocimiento por parte de la sociedad.