Seguro que la afirmación te parece bastante obvia ¿verdad?, pero hemos decidido titular este artículo así para llamar tu atención y que caigas en la cuenta de que las personas sordas viajamos, solas, con amigos, en familia, por negocios, que pagamos como los demás y que, la mayor parte de las veces, recibimos un servicio incompleto.
Por desconocimiento la mayor parte de las veces, se ve comprometida nuestra seguridad, nuestra dignidad o simplemente nuestra capacidad de disfrute de la experiencia.
Las personas sordas viajamos, solas, con amigos, en familia, por negocios, que pagamos como los demás y recibimos un servicio incompleto. Por desconocimiento, se ve comprometida nuestra seguridad, nuestra dignidad o simplemente nuestra… Clic para tuitearSomos 466 millones de personas sordas en el mundo y, aunque tenemos pocos datos sobre cuánto gastamos viajando (en Visualfy estamos trabajando para aportar información al respecto), podemos imaginar que, como todo colectivo importante en número, también lo somos a nivel de consumo. Sobre el potencial como segmento de mercado de la comunidad sorda nos da idea el hecho de que países como EEUU empiecen a atender nuestras necesidades, no por responsabilidad social corporativa, sino porque impacta en la cuenta de resultados.
Hoy ponemos el foco de atención en las barreras de accesibilidad que nos encontramos cuando viajamos. Queremos reivindicar el turismo accesible, nuestro derecho a disfrutar de las mismas experiencias que cualquier otra persona. Descubrir nuevas culturas, conocer gente nueva, vivir experiencias únicas e inolvidables, deleitarnos con las exquisiteces gastronómicas típicas de cada lugar, nos enriquece como a todo el mundo, y sin embargo nos cuesta más que a nadie, cuando no nos resulta imposible.
Las personas sordas somos autónomas a la hora de viajar, pero debemos prepararnos mucho más para el viaje y ponemos especial atención en que los destinos estén adaptados a nuestras necesidades. Internet se ha convertido en una herramienta básica para nosotros, mucho más que para cualquier viajero, puesto que nos permite recopilar información exhaustiva de horarios, actividades, normas, que nos resulta más complicado obtener preguntando. Por tanto, si tienes información accesible para nosotros en tus canales, nos ayudará muchísimo, te tendremos en cuenta por encima de otras opciones, y por supuesto si te elegimos te recomendaremos.
Los obstáculos no son solo de acceso a la información sino también de sensibilización
La mayoría de los obstáculos que nos encontramos se derivan de la falta de información sobre las necesidades de la comunidad sorda. Existe un gran desconocimiento sobre lo que significa ser sordo, los tipos de sordera que existen y las vías de comunicación que utilizamos. Las personas sordas vivimos a menudo situaciones absurdas, derivadas del desconocimiento que los oyentes tienen de nuestras necesidades, y de la falta de experiencia en comunicarse con nosotros.
En aeropuertos, estaciones de tren, hoteles y destinos de todo el mundo, la atención accesible a personas sordas es muy limitada, e incluso los servicios o soluciones que se ofrecen no son acordes con las necesidades reales. Por ello, la propia comunidad sorda aconseja a las personas sordas sobre qué hacer cuando salen de viaje para evitar problemas o percances.
Nuestras limitaciones a la hora de desenvolvernos con fluidez en el entorno tienen que ver principalmente con la comunicación. Imagina toda la información relevante que se emite de forma acústica: retrasos de vuelos, cambios de puertas de embarque, últimos avisos para coger el tren o el avión, comunicados de los pilotos y personal del avión, información sobre excursiones o alarma de incendios en hoteles… Para no perdernos toda esta información debemos hacer un esfuerzo especial, estar pegados a una pantalla, hacer uso de apps o intentar entendernos con el personal de información, que en ocasiones no reacciona bien porque la situación le resulta incómoda.
Carmen y Ryanna, dos de nuestras compañeras sordas, han compartido con nosotros algunas de su experiencias Sus testimonios invitan a reflexionar acerca de la implicación del sector servicios y en este caso en concreto del sector turístico en la accesibilidad.
En el aeropuerto
Uno de los lugares que más deficiencias presenta en materia de accesibilidad son los aeropuertos. A pesar de encontrarse mayoritariamente bien señalizados, hay aeropuertos, sobre todo los situados en países asiáticos y en Oriente medio, con un alfabeto muy diferente al occidental, que no están debidamente adaptados a los viajeros sordos de procedencia internacional. Lo mismo ocurre en el caso contrario con los viajeros que llegan de tierras orientales a territorio occidental. Debe existir una señalización que permita la identificación inmediata.
A pesar de que la mayoría de las compañías aéreas disponen de atención personalizada a personas con pérdida auditiva, estas soluciones no terminan de ser las más acertadas.
Carmen cuenta una anécdota que vivió tras solicitar el servicio de atención personalizada a las personas sordas en un aeropuerto:
“Vi un botón de asistencia a la discapacidad auditiva y apreté. Enseguida vi que se acercaba una azafata con… ¡una silla de ruedas! Cuando llegó a donde estaba yo, preguntó: ¿Quién es el sordo? Contesté: yo, pero físicamente estoy bien, el problema es la comunicación. La chica ni me miró a la cara ni me dijo nada. Así que lo que hice fue poner las maletas sobre la silla y le di las gracias.
La azafata fue con la silla de ruedas con las maletas hasta la puerta de embarque, una vez allí dijo al personal del avión que había una persona que era sorda y de repente se empezaron a mover como si de algo urgente se tratase. Me metieron en el avión la primera y tuve que quedarme esperando a que el resto de los pasajeros entrara. Todo el mundo se me quedó mirando como diciendo: ¿A esa tía qué le pasa que la meten delante? Fue una situación ridícula”.
Situaciones como esta que, a priori, pueden resultar cómicas, son una muestra de lo que vivimos día a día las personas con problemas de audición.
Los trabajadores de los aeropuertos no están preparados para atender a personas con diferentes discapacidades y, en la mayoría de los casos, no saben como comportarse. Carmen aporta en este aspecto un testimonio que anima a reflexionar acerca de ello: “Más de una vez me ha ocurrido que he pasado por el detector de metales y no me he dado cuenta de que ha pitado. Normalmente lo que hago es seguir recto y a los pocos minutos me doy cuenta de que la policía viene tras de mi cogiéndome como si fuese un delincuente porque piensan que me estoy escapando, pero es porque no me he enterado”.
No solo los aeropuertos son escenarios de la falta de sensibilización de las empresas de transportes respecto al colectivo sordo, las estaciones de trenes y autobuses también presentan deficiencias.
Carmen añade que el hecho de que en aeropuertos o estaciones no les avisen de los retrasos o cambios en los viajes le hacen estar en constante alerta para no perder detalle de todo lo que pueda pasar: “Cuando hay retrasos, cambios o cancelaciones siempre se avisa por megafonía, y las personas sordas no nos enteramos nunca. Ves a las personas que van corriendo, que van con prisa. Vas tras ellos, pero no sabes por qué hasta que lo averiguas”.
La falta de información en situaciones importantes puede provocar estados de confusión como lo que les ocurrió a Ryanna y a su madre en una ocasión mientras esperaban el autobús: “Estábamos esperando al autobús cuando de repente vimos a un grupo de unas cinco personas que se movían como si estuvieran alteradas y se fueron corriendo. Pensamos que pasaba algo y fuimos detrás de ellos … hasta el baño. No pasaba nada, simplemente se hacían pis”, explica.
Ya en el avión o en el tren
En los aviones la mayoría de las comunicaciones se realizan de forma oral. Apenas existe señalización y toda la información que se emite por megafonía prácticamente pasa desapercibida para el colectivo sordo.
Carmen explica como suele ser su experiencia en los aviones: “Veo a las azafatas hacer señales hacia las puertas cuando están explicando qué hacer en caso de emergencia y entiendo algo, pero cuando hablan por el micrófono simplemente miro hacia abajo y ya está, porque no me entero de lo que están diciendo”.
Esto también implica una problemática en el caso de que en un momento concreto se produzca una verdadera emergencia. “Recuerdo un viaje en el que hubo turbulencias, y de repente empezó a salir humo y me dio un miedo… me puse muy nerviosa y le pregunté a la persona de al lado qué pasaba y me dijo que no me preocupara porque era un vapor frío que sueltan para evitar problemas… Pero claro, yo vi de repente las turbulencias y el humo y pensaba que nos íbamos a estrellar. Pero nadie de la tripulación me explicó nada, tuvo que hacerlo el chico que tenía al lado”, relata Carmen.
Carmen, que es usuaria frecuente del tren, demanda una mayor atención hacia las personas con problemas de audición, sobre todo a la hora de señalizar cuando se ha llegado a un destino, ya que únicamente se realiza vía oral y en la mayoría de los casos no se dispone de adaptaciones visuales: “Me da miedo quedarme dormida, despertarme de repente y encontrarme con el interior vacío, eso me ha pasado”, cuenta.
Una vez en el destino
Desgraciadamente la falta de servicios accesibles no afecta únicamente al transporte, sino que los destinos turísticos tampoco terminan de adaptarse a las necesidades del público sordo.
Los hoteles, por norma general, carecen de personal preparado para atender a huéspedes con problemas de audición. Tan solo una serie de recomendaciones que puedes descargar aquí pueden hacer que la atención a personas sordas mejore considerablemente.
“Cuando llegas a la recepción, normalmente tienen paciencia y son amables, pero una vez solicité que me despertaran porque teníamos el vuelo a las 6 y pedí que entraran a la habitación y nos despertaran. Tuvimos suerte de casualidad porque mi amiga, oye algo y escuchó que el teléfono estaba sonando, ¡nos estaban avisando por teléfono!”, explica Carmen.
“Otras veces para despertarnos lo que hacen es pasar un papel por debajo de la puerta. ¿Cómo me voy a despertar pasándome un papel por debajo de la puerta? ¡Eso no es lógico! Eso a mí me ha pasado dos veces”, añade.
En situaciones de emergencia tampoco hay forma de avisar a las personas sordas: “En otra ocasión, un compañero mío estaba en una reunión de trabajo y él estaba en una habitación solo y de repente empezó a sonar la alarma de incendios y otro compañero que es oyente quiso ir a avisarle y claro, la puerta estaba cerrada ¿Cómo hacía para avisarle? Tuvo que bajar a recepción para abrirle la puerta a esta persona porque esta persona era sorda y no se estaba enterando”, relata Carmen.
“A mí me gustaría que hubiera algún tipo de señal luminosa dentro de las habitaciones en tema de emergencias. Que en una situación de incendio nos pudieran avisar”, pide Ryanna.
Las barreras de accesibilidad en los destinos contemplan más aspectos que los que se puedan encontrar en los hoteles. Hay un sinfín de actividades que no están adaptadas a personas con limitaciones auditivas. Las visitas guiadas, los museos y otro tipo de actividades normalmente nos excluyen.
“Cuando vamos a hacer una actividad en grupo no nos informan y en el caso de que lo requiera tampoco nos avisan de sí presenta algún peligro. Lo que hacen es explicárselo a todos y nosotros nos quedamos los últimos a que nos informen. Entonces cuando llega el momento nos dicen: ahora no puedo, que viene otro grupo. Por eso al final la mayoría de los sordos no nos apuntamos a las actividades que nos ofrecen, ¿para qué?”, argumenta Carmen.
Estas situaciones hacen que, en la mayoría de los casos, las personas sordas optemos por los viajes en grupo organizados por las asociaciones a las que pertenecemos. Estos viajes suelen estar siempre adaptados a personas con dificultades auditivas y la propia organización es la que se encarga de elegir el destino y el hotel que se encuentre perfectamente adaptado para atendernos.
Así, la mayoría de hoteles y destinos pierdan a un target potencial que no para de crecer, y que lo seguirá haciendo en los próximos años según las previsiones.
Visto lo anterior es evidente que existe un gran desconocimiento a nivel global de la importancia de que hoteles, compañías aéreas, aeropuertos y estaciones de tren y autobús estén correctamente adaptados a personas con pérdida de audición.
Esta ignorancia impide, no sólo que los sordos podamos disfrutar de viajar sin preocupaciones, sino que los hoteles, aerolíneas y empresas dedicadas al sector no sepan aprovechar las ventajas de adaptar su oferta a un target con unas características muy concretas y con un potencial tan fuerte como lo es la comunidad sorda.