“Hay veces que sientes que el sistema no está preparado para el embarazo de una mujer sorda”
Desirée, mamá sorda.
Traer un bebé al mundo no es sólo el parto, es un largo proceso en el que intervienen muchos profesionales, y cada etapa requiere el máximo esfuerzo y dedicación por parte de los futuros papás. Pero si, como en este caso, la mamá es sorda, aparecen dificultades y circunstancias en las que los oyentes ni siquiera reparamos.
Hoy entrevistamos a Dessirée sobre su experiencia en la aventura de ser mamá.
P: Hola Dessirée, ¿puedes presentarte a nuestros lectores?
R: Hola, me llamo Dessirée Martínez, soy de Valencia y tengo 37 años. Soy mamá de Mario, que ahora tiene 2 años. Yo tengo una sordera profunda bilateral, mientras que mi hijo es oyente. No utilizo ayudas técnicas, y me comunico a través de lengua oral, tengo muy buena lectura labial. Pero también me comunico a través de LSE, y me siento igual de cómoda con ambas.
P: ¿Durante tu proceso de embarazo siempre te atendió la misma ginecóloga? ¿Cómo te comunicabas con ella?
R: Sí, siempre me atendió la misma ginecóloga, una gran profesional: la doctora Natalia Ibáñez Meca. Tomamos la decisión de acudir a una consulta privada, para que la misma doctora me atendiera durante el embarazo y en el parto. A la doctora Ibáñez sólo tuve que explicarle una vez que debía hablarme mirándome a los ojos y con una buena vocalización. Me dio mucha confianza y nunca tuvimos ningún problema.
P: ¿Te sentiste bien informada durante el proceso de embarazo?
R: Con mi doctora nunca me sentí incómoda ni desinformada. Ella se aseguraba de que yo entendiera todo y me explicaba todo con detalle. Sí es cierto que, en determinadas ecografías más especiales, como la de las 20 o las 32 semanas, eran otros profesionales quienes me las hacían, con lo que tenía que explicar de nuevo que era sorda. Acababa llevándome a mi madre como intérprete.
P: Háblanos de cómo fue el parto.
R: Afortunadamente, fue mi doctora la que atendió el parto. He conocido casos en los que el parto lo ha atendido otro doctor o doctora distintos que el que ha llevado el embarazo. El parto fue natural, las cosas fueron muy bien.
La ginecóloga y la matrona ya sabían cómo comunicarse conmigo. Lo que iba diciendo el anestesista, me lo “traducía” la matrona. Lo único es que tuve que pedirles que recordaran quitarse o bajarse la mascarilla cada vez que quisieran decirme algo. Pero en todo momento me hicieron sentir segura y tranquila.
P: Una vez das a luz y vuelves a la habitación recibes un montón de instrucciones sobre cómo dar el pecho al bebé, cómo curarle el cordón umbilical, cómo bañarlo.. ?¿Quién se encargó de darte todas esas instrucciones y de qué forma?
R: Ahí ya me sentí muy agobiada, no me sentía cómoda. A las enfermeras, que cada vez venía una, o cambiaban de turno, tenía que explicarles que me hablaran mirando a los ojos y vocalizaran bien. Me ayudaron mucho mis padres, que acabaron traduciéndome todo lo que me decían y explicaban respecto al bebé.
"Es muy importante la sensibilización de los profesionales que te atienden; yo siento que estuve muy bien acompañada y ojalá todas madres se sientan así." Clic para tuitearP: ¿Qué experiencia tienes con la lactancia materna?
R: No me sentí cómoda con las instrucciones de las enfermeras en el hospital. Estás cansada, has dicho a diez personas que eres sorda y, si al bebé le cuesta adaptarse, comienzan los nervios. Mi madre me traducía las instrucciones de la enfermera, pero fueron momentos un poco caóticos.
Pasadas las semanas, y con varias mastitis de por medio, estuve a punto de arrojar la toalla. Pero tuve la suerte de conocer a Paloma de San Miguel, asesora de lactancia materna. Ella, además, conocía la Lengua de Signos gracias a un curso que había realizado años atrás, y el entendimiento fue muy bueno. Tanto que mi hijo alargó la lactancia hasta los 18 meses.
P: ¿En qué aspecto del proceso de embarazo te sentiste más limitada por la sordera?
En las clases de preparación al parto. Las impartía una matrona a unas 8 o 10 parejas. Hablaba moviéndose mucho, tratando de mirar a todos, como es normal, pero yo no entendía bien todo lo que decía. Los vídeos demostrativos no estaban subtitulados, por lo que tampoco los comprendía bien.
Solicitamos un intérprete de lengua de signos, pero nos fue denegado al estar asistiendo a un centro privado de preparación al parto. Cuando se lo expusimos a la matrona que impartía las clases, nos dio la solución de que una compañera suya estuviera en las clases como apoyo para mí. Fue una buena solución, aunque quizá un poco improvisada.
“En general, mi experiencia fue buena, aunque sientes muchas veces que has de ir poniendo parches porque el sistema no está preparado para una madre sorda que va a dar a luz. Vas solucionando los problemas uno a uno y a medida que surgen, pero no es agradable tener que repetir a tanta gente que eres sorda, y explicarles a cada uno cómo han de hablarte y dirigirse a ti. Y es muy importante la sensibilización de los profesionales que te atienden; yo siento que estuve muy bien acompañada y ojalá todas las madres sordas se sientan así”, concluye Desireé.
Gracias Desireé por contarnos tu experiencia en primera persona. Esperamos que tu testimonio ayude, guie a futuras mamás sordas y conciencie a los hospitales de la importancia de hacer más accesibles sus servicios a las personas sordas. En Visualfy conocemos las barreras a las que habitualmente se enfrentan las personas con dificultades auditivas en hospitales. Por esta razón, hemos desarrollado soluciones específicas para para hacerlos más accesibles basadas en nuestro sistema de reconocimiento de sonidos.